Daniela Garza
2 min readJul 22, 2019

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Pretender para pertenecer

Mis ojos constantemente están mirando personas. En redes sociales, en las calles, en la intimidad del consultorio; me planteo que de lo que veo es auténtico y que muestra a un personaje.

La vista es uno de los sentidos que más utilizamos cotidianamente, y las marcas han sabido como explotar esto.

Se crean modelos aspiracionales perfectamente escenificados para estimular la necesidad de auto-rrealización de muchas personas, creyendo que teniendo cierta estética o repitiendo ciertos mantras van a satisfacer sus deseos y serán acobijados por un sentimiento de plenitud.

Entonces, en esta búsqueda, se fabrican a sí mismos a la imagen y semejanza de los dioses sociales.

¿Qué hay detrás de ésta actuación?

La motivación debe de variar en cada persona. Puede tener que ver con obligaciones sociales introyectadas por la familia o el nivel socio-económico al que se pertenece, o estar basado en una necesidad social de sentirse aceptado, arraigado a la seguridad y beneficios que te puede llegar a dar ser parte de un cierto círculo.

¿Cuál es el precio?

Marina Ojeda meciona que:

“Las introyecciones son actitudes, ideas, juicios, valores que no son nuestros y que incorporamos sin digerir” (2011)

Cuando se elige pretender para pertenecer, a menos de que se maneje con mucha destreza, estos introyectos comienzan a truncar el desarrollo natural de la persona porque van perdiendo contacto con sus verdaderas necesidades.

Sutilmente se van introduciendo a una experiencia artificial y neurótica de simpatías por conveniencia, frases vacías y cambios cosméticos.

Otro costo es una visión limitada y sesgada de las diversas realidades que se entrelazan, porque solo aceptan relaciones con los que pertenecen a ese círculo.

El precio más caro a pagar es la salud mental y la capacidad de reconocerse a uno mismo a cambio de la aceptación de ciertas personas que creen en constructos sociales absurdos que buscan dictaminar lo que es “admirable” o “correcto”.

Conclusión:

  • Las relaciones humanas en las que uno es aceptado y apreciado tal como es, inclusive en sus: diferencias, defectos y rarezas; son las que promueven el desarrollo auténtico y en este sentido son mas útiles para el crecimiento.
  • Tenemos un tiempo muy limitado en esta vida para sacrificar a favor de la admiración de otros, el aprendizaje que nos regalan las experiencias en su estado imperfecto y natural.

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